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sábado, 6 de abril de 2013

La Parábola del Buen Pastor


De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. 

 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. 

A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. 

Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 

Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. 

Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. 

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 
 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 
 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 
Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 
 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. 
Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. 
También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. 
Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 


Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. 


Evangelio según Juan 10, 1-18

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